Soja

La soja es originaria de las regiones centrales de China desde hace unos seis mil años, cuando se empezó a cultivar y a extender por el resto de Asia, llegando a considerarse una planta sagrada.

En Asia la soja forma parte de la alimentación cotidiana y se consume en forma de soja entera y como grano. Además, son muy comunes los alimentos elaborados a base de soja como puede ser el tempeh, el miso o el natto.

En Europa cada vez tenemos a la soja más presente en nuestra alimentación, aunque las formas más comunes en la que la consumimos son distintas. Se suele consumir en un formato más procesado, como bebida vegetal, texturizada o en forma de suplementos de proteínas vegetales.

Propiedades de la soja

• Gran cantidad de proteínas de calidad.
• Aminoácidos.
• Ácidos grasos.
• Baja en grasas saturadas.
• Vitaminas del grupo B (B1, B2 y B5), Vitamina E, ácido fólico…
• Isoflavonas.
• Minerales (calcio, hierro, potasio, zinc, magnesio, fósforo…)
• Alto contenido en fibra.

Beneficios de la soja

Tiene propiedades restauradoras y regeneradoras del tejido celular que contribuyen a una mejora en el aspecto de la piel con efecto antienvejecimiento.

Ayuda a tener una buena digestión, a regular el tránsito intestinal y alimenta la microbiota beneficiosa.

Impide la pérdida ósea y contribuye a la formación de los huesos.

Refuerza el sistema inmune y aporta propiedades antioxidantes y funcionales.

Reduce los niveles de colesterol y triglicéridos, gracias a su proteína, la lecitina y a los fitoestrógenos, combaten el colesterol (LDL), controlan los efectos de los estrógenos en nuestro organismo y regulan las tasas de colesterol en sangre.

Mejora los síntomas de la menopausia gracias a las isoflavonas, que tienen un efecto en el organismo parecido a los estrógenos femeninos. Evita los bochornos, fatiga, sudores y demás síntomas.

Controla los niveles de glucosa en sangre por lo que es muy recomendada en pacientes con diabetes tipo 2.