Estrés postvacacional: síntomas y soluciones naturales

Descubre los principales síntomas del estrés postvacacional, cómo enfrentarlos y qué soluciones naturales y estrategias pueden ayudarte a llevarlo mejor.

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Descubre los principales síntomas del estrés postvacacional, cómo enfrentarlos y qué soluciones naturales y estrategias pueden ayudarte a llevarlo mejor.

¿Cuáles son los síntomas del estrés postvacacional?

El estrés postvacacional no es un trastorno psicológico como muchos creen, y utilizar el término depresión para definirlo no es del todo correcto, ya que es una forma de banalizar una patología que puede afectar gravemente la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, sí puede impactar negativamente en el bienestar emocional y físico.

Generalmente, aparece en los primeros días tras retomar la rutina y en la mayoría de los casos, desaparece por sí solo en una o dos semanas. No obstante, es importante saber identificarlo y tomar conciencia, para poder aplicar estrategias que faciliten la adaptación.

Algunas de las somatizaciones que pueden aparecer son:

  • Fatiga persistente. Aunque se haya descansado durante las vacaciones, muchas personas sienten un agotamiento inexplicable al regresar al trabajo o al estudio.
  • Falta de concentración. El cerebro tarda un tiempo en adaptarse nuevamente a las exigencias laborales. Esto puede causar distracciones constantes o bajo rendimiento.
  • Tristeza o apatía. Sensación de vacío emocional, desmotivación o incluso tristeza por dejar atrás los momentos agradables de descanso.
  • Ansiedad o irritabilidad. La presión retomar tareas pendientes o volver a un trabajo que no te gusta, genera una tensión emocional que se refleja en cambios de humor o aumento del estrés.
  • Alteraciones del sueño. Dificultad para dormir, insomnio o sensación de sueño no reparador, lo que dificulta los niveles de energía al día siguiente.
  • Dolores físicos leves. Dolor de cabeza, tensión muscular o molestias digestivas pueden ser respuestas somáticas al estrés emocional.

¿Cómo superar el estrés postvacacional?

Lo positivo es que retomar la rutina no tiene por qué ser algo pesado ni abrumador. Existen formas sencillas de hacer que el regreso sea más llevadero. Aquí tienes algunas ideas:

1. Retoma gradualmente tu ritmo habitual

Evita la reincorporación repentina a la rutina. Volver de viaje un domingo por la noche y comenzar a trabajar al día siguiente para aprovechar más las vacaciones es un error común. Siempre que sea posible, regresa al menos un par de días antes del fin de tus vacaciones para adaptarte poco a poco a los horarios habituales.

2. Prioriza el descanso

Si durante las vacaciones has llevado unos horarios bastante diferentes a tu rutina diaria, intenta regular tu biorritmo días antes de finalizar las vacaciones. Dormir bien y respetar las horas de sueño es fundamental para enfrentar la vuelta mejor. Si lo necesitas, puedes recurrir a infusiones naturales como la valeriana, la pasiflora o la melisa para favorecer el descanso.

3. Cuida tu alimentación

Una dieta equilibrada puede influir directamente en tu estado de ánimo y niveles de energía. Si no lo hacías antes, ¡este puede ser un buen momento para empezar a mejorar tus hábitos de alimentación! Incorpora alimentos ricos en triptófano (como el plátano, los frutos secos o el chocolate negro), ya que estimulan la producción de serotonina, conocida como la hormona del bienestar.

4. Haz ejercicio físico

La actividad física es uno de los mejores antídotos contra el estrés. No es necesario matarse en un gimnasio: caminar 30 minutos al día al aire libre, bailar o hacer yoga, son suficientes para liberar endorfinas y mejorar tu estado de ánimo.

5. Nuevas metas sí, pero progresivamente

Recargar tu agenda con demasiados objetivos al regresar al trabajo lo único que va a hacer es aumentar la sensación de ansiedad y colapso. Es preferible establecer metas realistas, a corto plazo y formuladas de manera que te resulten motivadoras y atractivas, no como una carga más.

Otros tips para vencer el estrés postvacacional

Puedes acompañar momentos como estos con otros pequeños gestos que pueden marcar una gran diferencia:

1. Reserva momentos para ti

Volver a la rutina no significa renunciar a tu bienestar. Agenda momentos diarios para realizar actividades que te gusten como leer, escuchar música, ver una serie o simplemente disfrutar de una caminata.

2. Apóyate en los adaptógenos

Los adaptógenos, como la ashwagandha o la rhodiola o el eleuterococo, son plantas que ayudan al organismo a gestionar mejor el estrés físico y emocional, mejorando la resistencia al cansancio y promoviendo la estabilidad emocional.

Por ejemplo, la ashwagandha de Naturitas Essentials de 600 mg cada cápsula o si buscas un enfoque más completo, tienes el complejo, el Positive Mood de Zentrity by Naturitas, que combina ashwagandha con azafrán y vitaminas del grupo B para favorecer el ánimo y apoyar el bienestar emocional en su conjunto.

3. Darle espacio a lo que sentimos es parte esencial del equilibrio emocional

Aunque ciertas emociones como la tristeza, la ansiedad o la rabia puedan resultar incómodas, forman parte del proceso natural de la vida. No se trata de reprimirlas, sino de reconocerlas y expresarlas de forma saludable. Algo tan simple como escribir aquello que te está generando enfado y luego romper esa hoja puede convertirse en un acto liberador. A veces, permitirte sentir es justo lo que necesitamos para atravesar un mal momento con mayor claridad y calma.

4. Busca ayuda si los síntomas persisten

Si notas que el malestar se repite cada vez que desconectas, o que se ha vuelto más intenso con el tiempo, puede ser una señal de que hay algo más profundo que atender. En estos casos, contar con la ayuda de un profesional de la salud mental puede marcar una gran diferencia. Psicólogos o terapeutas pueden ayudarte a explorar las causas de ese patrón y ofrecerte herramientas para afrontarlo de forma más saludable.

Volver de vacaciones no debería ser motivo de sufrimiento. Reconocer sus síntomas y aplicar ciertas estrategias naturales o hábitos, puede marcar la diferencia entre una transición difícil y una vuelta saludable a la rutina.