Los frutos secos son pequeños tesoros nutricionales que pueden aportar sabor y textura a tu alimentación diaria. Pero no solo aportan eso a nuestros platos, sino que también son una fuente natural de nutrientes como grasas, fibra, vitaminas y minerales.
No obstante, no todos los frutos secos tienen los mismos perfiles nutricionales, por lo que podemos incorporarlos en distintos contextos de la alimentación diaria. Conocerlos y saber cuáles elegir según tus necesidades es muy importante para informarte sobre su composición o simplemente para que busques un snack nutritivo.
Tipos de frutos secos
Existen distintos tipos de frutos secos, y cada uno de ellos tiene sus propiedades.
- Almendras: Contienen vitamina E, calcio y proteínas. Ideales para desayunos, snacks o bebidas vegetales.
- Nueces: Con un sabor intenso y amargo, destacan por su aporte de ácido alfa-linolénico (un ácido graso omega-3 de origen vegetal). Perfectas en acompañar a ensaladas, postres o para picar.
- Avellanas: Contienen polifenoles y grasas saludables. Pueden usarse en repostería, batidos o snacks.
- Anacardos: Aportan magnesio y hierro, además de proteínas. Ideales para cremas, salsas o repostería.
- Pistachos: Aportan proteína y fibra. Se consumen solos como snack o en ensaladas.
- Macadamias: Estos frutos secos son mantecosos y destacan por su aporte de grasas monoinsaturadas. Se suelen incluir en dietas especiales como la keto.
- Cacahuetes: Aunque a nivel botánico se consideran legumbres, popularmente se consumen como un fruto seco más. Destacan por su contenido en proteína y ácido fólico.
- Piñones: Fuente de magnesio, hierro y vitamina K. Son perfectos para ensaladas, salsas o repostería.
- Castañas: Aportan hidratos de carbono, pero pocas grasas, fibra y vitamina C.
Beneficios de los frutos secos
Los frutos secos son mucho más que un snack delicioso. Su perfil nutricional los convierte en alimentos de interés dentro de una dieta variada y equilibrada.
Los frutos secos contienen principalmente grasas insaturadas, incluyendo monoinsaturadas y poliinsaturadas, como el ácido alfa-linolénico (omega-3 de origen vegetal). Sustituir grasas saturadas por grasas insaturadas en la dieta puede contribuir al mantenimiento de la salud cardiovascular.
Son una maravillosa fuente de proteína de origen vegetal, ideal para aquellas personas que buscan alternativas a la proteína animal. Además, gracias a su combinación de proteínas, fibra y grasas, los frutos secos permiten prolongar la sensación de plenitud y mantener un aporte energético constante.
Gracias a la fibra, ayudan a mantener el tránsito intestinal y contribuye a mantener la sensación de saciedad tras su consumo. También permite que la digestión de los carbohidratos se realice de forma gradual.
- Vitaminas y minerales esenciales
Al consumir frutos secos, aportamos nutrientes como la vitamina E a nuestro organismo, que contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo. Por otro lado, los frutos secos contienen minerales como el magnesio y fósforo, que contribuyen al mantenimiento de los huesos y dientes; también el magnesio y el potasio permiten el funcionamiento normal de músculos y sistema nervioso; el calcio contribuye al funcionamiento normal de los músculos y al mantenimiento de huesos y dientes; y el zinc contribuye al mantenimiento de los huesos en condiciones normales.
Algunos frutos secos como las nueces, almendras, avellanas, etc. aportan minerales como el zinc, que contribuye a la función cognitiva normal, y ácidos grasos omega-3 de origen vegetal como el ácido alfa-linolénico.
Elegir frutos secos según tu dieta
No todos los tipos de frutos secos tienen el mismo perfil nutricional, por lo que puedes adaptar la elección a tus patrones alimentarios:
Para mantener el perfil lipídico: prioriza nueces, avellanas y nueces de macadamia, ya que destacan por su aporte de grasas insaturadas.
Para dietas bajas en carbohidratos o keto: las nueces de macadamia y las almendras presentan un bajo contenido en hidratos de carbono y un alto contenido en grasas insaturadas, lo que las hace compatibles con este tipo de patrones dietéticos.
Para dietas vegetarianas o veganas: los frutos secos en general aportan proteínas vegetales, pero entre ellos, los anacardos, pistachos y cacahuetes destacan por su interesante perfil de aminoácidos.
Para aumentar la ingesta de proteínas: apuesta por cacahuetes, almendras o nueces, con un importante aporte de proteínas que los hace una buena opción para complementar batidos o snacks post-entreno.
Para obtener minerales y energía: las almendras y los piñones aportan carbohidratos complejos y minerales como el magnesio y el fósforo, los cuales contribuyen al metabolismo energético normal.
Como consejo, siempre que sea posible, opta por frutos secos en su versión natural o tostados sin sal ni azúcares añadidos. Evita las versiones fritas o caramelizadas, que pueden aumentar el contenido calórico, las grasas saturadas o los azúcares libres.
Cómo incluir frutos secos en tu dieta
Añadir los frutos secos en tu alimentación diaria es muy fácil, ya que son un alimento que combina muy bien con muchos platos y recetas:
- Condimenta tus ensaladas, yogures o batidos con tus frutos secos favoritos.
- Consúmelos como snack entre las comidas.
- Incorpóralos en tus recetas de repostería.
- Prepara mantequillas de frutos secos para acompañar tus tostadas.
Los frutos secos son alimentos con un elevado valor nutricional y energético. Por eso, conviene disfrutarlos en cantidades moderadas dentro de una dieta variada y equilibrada. Diversas guías de salud pública (como las de la AESAN en España o la EFSA en Europa) suelen situar la ración orientativa en torno a 20–30 g diarios.