Descubrimos el maravilloso universo que vive en nuestros intestinos: la microbiota intestinal.
Hipócrates ya dijo “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”. Lo que Hipócrates no sabía es que cuando nos alimentamos no solo nutrimos nuestras células u órganos, sino que estamos alimentando también a nuestros microorganismos intestinales. Lo que comemos determina nuestra salud, no solo por los nutrientes que obtenemos a través de los alimentos, sino por cómo las bacterias utilizan estos nutrientes.
Se calcula que tenemos 10 veces más de microorganismos en nuestro intestino que células en nuestro cuerpo. Y a medida que la ciencia va prestando atención a estos seres que nos habitan vamos aprendiendo sobre su papel fundamental para la salud.
¿Cómo tener una buena microbiota?
Para tener una microbiota bien alimentada necesitamos tener una buena ingesta de fibra. En concreto, la fibra que más pueden utilizar nuestras bacterias, son las fibras de tipo fermentable, que también llamamos prebióticos - por ser el alimento favorito de las bacterias. En los alimentos lo encontramos en el lino y la chía en remojo, la patata y el boniato cocinados y enfriados, en la mayoría de frutas, verduras y hortalizas.
Las bacterias amigas, al fermentar la fibra generan compuestos súper interesantes para nuestra salud como son los ácidos grasos de cadena corta, en especial el butirato. Es por eso que mínimo el 50% de tu plato tienen que ser vegetales!
También hay alimentos que se usarán por microorganismos menos interesantes. Por ejemplo, un exceso de proteína puede beneficiar el crecimiento de bacterias proteolíticas, que a su vez generan compuestos no tan guays como los AGCC como pueden ser el amoniaco. Los azúcares rápidos también pueden alimentar a hongos y levaduras, que puede generar mucha sintomatología diversa intestinal y también fuera del intestino.
¿Cuáles son los beneficios de tener una microbiota saludable?
- El primer beneficio que nos ofrece tener una microbiota saludable es tener un tránsito intestinal regular. Un tránsito intestinal que no sea diario hace que nos auto-intoxiquemos por la gran cantidad de toxinas que generan unas heces que no se eliminan al ritmo que deberían.
- En caso de tener gases, puede que tu microbiota intestinal se encuentre desordenada. Hay circunstancias, como la baja acidez estomacal, que favorecen que bacterias amigas o buenas crezcan en zonas donde no tocan. Eso genera un extra de fermentación que genera muchos gases. Lo mejor es que en este caso te pongas en mano de un buen profesional que te aconseje cómo tratarlo, pero algunas ayudas naturales pueden ser la menta piperita, el hinojo o el anís después de las comidas. También puedes tomar enzimas antes de las comidas para digerir mejor y disminuir la fermentación.
¡Recuerda!
En caso de tomar medicación o tener alguna patología, preguntar al médico de cabecera, médico especialista o profesional de la salud.