¿Sabías que la historia del Omega 3 se remonta a los años 50, cuando aumenta la preocupación por las enfermedades cardiovasculares y se empieza a investigar sobre la relación de este con la alimentación?
Las primeras hipótesis de los científicos relacionaban el consumo de grasa en general con el aumento de los niveles de colesterol y también con el aumento de enfermedades cardiovasculares, por lo que se inició una campaña de desprestigio general sobre las grasas, sin discernir entre sus tipos. En esta misma época, los científicos descubrieron que los indígenas de Alaska, con una dieta con altísimo contenido en grasas, gozaban de buena salud cardiovascular y su perfil de lípidos plasmáticos era saludable.
Gracias a este dato se inica la investigación en ácidos grasos Omega 3 y se descubren sus beneficios para la salud en general y la salud cardiovascular en concreto.
Pero…
¿Qué es el Omega 3?
Los ácidos grasos Omega 3 son un tipo de grasas poliinsaturadas y esenciales, es decir, que nuestro organismo no los puede sintetizar de manera endógena, es por ello que necesitamos ingerirlos con la alimentación.
Los omegas 3 en realidad son una familia o cadena, compuesta por diferentes ácidos grasos, que se van formando a través de diferentes conversiones en la cadena.
El primer eslabón de la familia Omega 3 es el Ácido alfa linolénico o ALA.
El segundo eslabón es de suma importancia y es el “autor” de muchos de los efectos beneficiosos del Omega 3. Se trata del Ácido eicosapentainoico o EPA.
El último eslabón del de la cadena Omega 3 es el Ácido docosahexaenoico o DHA y lo podríamos definir como el ácido graso del cerebro.
¿En qué alimentos podrás encontrar Omega 3?
Seguramente asocias Omega 3 a pescados como el salmón o el atún. Y si bien es cierto que estos alimentos son ricos en este ácido graso, en el mundo vegetal también encontramos fuentes ricas y especialmente de ALA, como por ejemplo las semillas de cáñamo y calabaza, la soja, las nueces o la linaza.
La diferencia entre el Omega 3 del pescado azul y el vegetal, es que no incluyen directamente EPA o DHA, y entonces estos hay que obtenerlos a través de sus conversiones. Los estudios nos dicen que solo una pequeña cantidad de ALA acaba convirtiéndose en EPA y aún una más pequeña se convierte en DHA (del 1 al 5%).
Es por ello que aún y consumiendo buena cantidad de Omega 3 vegetal podemos tener déficit de EPA y DHA. Aún así, otros estudios han verificado mayor eficiencia en la población vegana para hacer esta conversión.
¿Cuándo tener en cuenta la suplementación?
Podemos tener en cuenta la suplementación con Omega 3 y en concreto con EPA en patologías inflamatorias como la artritis reumatoide, en enfermedades inflamatorias intestinales y en enfermedades cardiovasculares, especialmente en su prevención.
Necesitaremos que este suplemento tenga un buen contenido en DHA durante embarazo y lactancia, en niños prematuros es un nutriente clave, en enfermedades neurodegenerativas y en personas de edad avanzada en general es muy recomendable.
A los veganos y vegetarianos les viene muy bien tomar un par o tres de veces al año de forma alterna un suplemento vegetal rico en DHA también.
Es recomendable también tomar este suplemento antes de las comidas para mejorar su absorción.
¡Recuerda!
Debes consultar con tu médico de cabecera, médico especialista o profesional de la salud si tomas alguna medicación o patología para que pueda evaluar si hay alguna contraindicación en la toma de suplementos naturales y tus características particulares.