A día de hoy es complicado conocer a alguien que no necesite un masaje. Y es que podríamos decir que hay tantos tipos de masajes como personas en el mundo. O mejor dicho, como el doble de personas en el mundo: uno para los que los dan y otro para los que los reciben.
Como idea general, se podrían diferenciar dos tipos de masajes: los relajantes y los terapéuticos. Y en este post vamos a centrarnos en el segundo, para poder explicar en detalle cuándo está recomendado, para qué sirve, cómo hacerlo y con qué.
¿Cuáles son los masajes terapéuticos?
Los masajes terapéuticos son manipulaciones del cuerpo de tipo enérgico, que se realizan deslizando y levantando los tejidos musculares para quitar adherencias y contracturas. Los masajes relajantes, en cambio, suelen ser manipulaciones y técnicas suaves y menos profundas, sin levantar el tejido, con tendencia a las técnicas de fricción largas y superficiales, por lo cual no tratan terapéuticamente el tejido muscular.
Ambos tipos de masajes van a tener efectos positivos a nivel fisiológico y psicológico, porque mediante el contacto y la fricción se consigue un aumento de la circulación, lo cual ayuda a nutrir al músculo, y a nivel psicológico ayuda a disminuir el estrés, aunque el relajante nunca llegará a las estructuras causantes de este.
La duración del masaje terapéutico depende del tipo de lesión a tratar y de las recomendaciones indicadas por el terapeuta. En general, se realiza en todo el cuerpo y se utilizan únicamente las manos, sin necesidad de hacer uso de objetos o máquinas.
Antes de realizarse un masaje terapéutico es recomendable consultar con el médico si se padece alguna enfermedad o inflamación aguda, flebitis, fragilidad vascular, infecciones de la piel o heridas abiertas, o si se han sufrido episodios de traumatismos, esguinces o contusiones.
Los beneficios de los masajes terapéuticos
Las técnicas utilizadas en los masajes terapéuticos consiguen liberar la tensión de los músculos y aumentar la producción de oxígeno. De esta forma, se permite que haya una mejora en la circulación de los líquidos linfáticos.
Aparte de mejorar la circulación sanguínea, el masaje terapéutico permite tratar lesiones de tendones y ligamentos, aumentando así la movilidad de las articulaciones. También relaja los músculos y disminuye la tensión y el dolor muscular. Asimismo, disminuye el cansancio, calma los dolores de cabeza o espalda y es capaz de elevar los niveles de serotonina y aumentar la relajación, aliviando el estrés.
A la vez, también se ha demostrado que aumenta la función inmune, mejora la calidad del sueño, incrementa la actividad mental y agiliza la curación de las lesiones de tejidos blandos.
De esta manera, el masaje terapéutico está indicado como complemento de un trabajo fisioterapéutico en:
- Lesiones del aparato locomotor: dolencias musculares, contracturas, espasmos, desgarro muscular, tendinopatías o esguinces.
- Rehabilitación post-inmovilización.
- Tratamiento de cicatrices.
- Mejora de los problemas posturales.
- Enfermedades neurológicas periféricas: espasticidad o parálisis.
- Alteraciones psicoemocionales: agotamiento mental, insomnio, estrés, dolores de cabeza tensionales o ansiedad.
También es necesario recordar que para mejorar el estado general del organismo el paciente debe combinar estos masajes con un estilo de vida saludable (dieta equilibrada y práctica de ejercicio diario).
¿Por qué usar Fisiocrem para los masajes terapéuticos?
Para realizar un masaje terapéutico podemos optar por varias técnicas, utilizadas con diferentes objetivos. Algunas de ellas se hacen siempre y otras dependiendo del paciente y/o el tratamiento.
- Roce: Es la técnica con la cual se empieza y se termina cualquier sesión de masaje. Es el primer contacto que tiene el fisioterapeuta con el paciente y consiste en deslizar la mano sobre la piel de manera lenta y uniforme para calentar el tejido que queremos trabajar. También se puede aumentar la presión para que el efecto llegue a zonas más profundas.
Para este primer y último contacto es recomendable usar alguna crema o gel como los de la gama de Fisiocrem, el más característico de los cuales es el Fisiocrem Gel Active, que permite deslizar las manos del terapeuta sobre la piel del paciente con más facilidad, haciendo también que la piel reciba ese extra de hidratación y principios activos refrescantes y calmantes.
- Fricción: Se movilizan los planos superficiales de la piel sobre los tejidos musculares, ejerciendo sobre ellos una presión controlada mediante movimientos circulares y elípticos.
- Percusión: Se aplican golpes ligeros, rítmicos y repetitivos con la mano y se utiliza para intensificar la circulación sanguínea de los músculos.
- Hachadura: En esta técnica también se aplican golpes pero con el borde de la mano.
- Amasamiento: Consiste en coger, deslizar y levantar los tejidos musculares, intentando despegarlos y desplazarlos transversalmente de un lado a otro, ejerciendo simultáneamente una presión y un estiramiento con un ligero movimiento de torsión, con el objetivo de lograr la compresión simultánea de piel, tejido subcutáneo y músculos adyacentes.
Para evitar pellizcar al paciente, también es típico realizar esta técnica aplicando algún gel sobre la piel.
- Compresión: Se comprime y presiona la zona que se está tratando, sin desplazar las manos.
- Vibración: Se realizan movimientos de compresión estática variando rítmicamente su intensidad con el objetivo de estimular la circulación sanguínea y generar un efecto relajante y sedativo en el sistema nervioso central.
Como hemos visto, el masaje terapéutico es un tipo de masaje que puede ser muy beneficioso para mejorar diferentes aspectos del cuerpo, tanto físicos como psicológicos. Debe ser realizado por un profesional y acompañado de un estilo de vida sano para lograr sus objetivos.
Y es que si lo piensas bien… ¿cuántas veces has dicho “necesito un masaje”?
En colaboración con Fisiocrem.