Sabiduría nutricional y aceptación corporal

Descubre la libertad de vivir sin dietas y abraza la sabiduría nutricional.

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Descubre la libertad de vivir sin dietas y abraza la sabiduría nutricional.

Soy dietista nutricionista y me he dado cuenta de que pasamos la vida a dieta. Prohibiéndonos comidas que nos gustan, castigándonos con ejercicio y compensación cuando las comemos, y soñando con estas cuando no.


Tenemos la idea de que pasar hambre es tener salud. Pregunto yo: ¿Cómo pueden ser saludables la ansiedad, la restricción, la obsesión, el perfeccionismo y la culpabilidad?


Llevamos décadas eliminando grupos de alimentos, creando rutinas de adelgazamiento, sudando compulsivamente sin disfrutar y todo esto para dejar de disfrutar y no comer suficiente.


¿Y cuál es la solución entonces? ¿Dejar de cuidarse? ¿Comer galletas todo el día, y sentarse en el sofá a ver pelis? Para nada, la solución que te propongo es la aceptación corporal, los permisos, y la verdadera sabiduría nutricional.


La importancia de la aceptación corporal


Antes de pasar a conocer cómo aplicar una alimentación de calidad, variada y suficiente, y lo que es la sabiduría nutricional, recomiendo hacer algunos otros pasos antes de eso.


Casi todas las personas que tenemos acceso a internet podemos y sabemos consultar guías nutricionales, webs y blogs de profesionales sanitarios con información de calidad, y si hemos hecho dietas antes, tenemos mucha información sobre proteínas, hidratos, grasas… pero nadie nos enseña sobre aceptación.


Y ¿por qué es tan importante? La aceptación significa que independientemente de nuestro peso y talla, nuestro cuerpo merece cariño, respeto, ser honrado y ser cuidado.



Ahora, ¿Cómo se practica la aceptación corporal?


Al contrario de lo que muchas personas piensan, no significa dejar de cuidarte; ni siquiera requiere que te guste tu cuerpo actual, solo significa reconocer el momento presente de tu cuerpo, el que habitas ahora, y aceptarlo. Literalmente, se trata de reconocer la realidad con amabilidad.


La aceptación y la neutralidad corporal tratan de dejar ir cosas que no puedes controlar,

como tu peso y tu talla.


La neutralidad es otra herramienta que recomiendo para que vivir en nuestros cuerpos sea más fácil. Es difícil pasar de una imagen corporal negativa a una positiva. Por eso lo mejor es habitar la neutralidad cuanto sea necesario.


Esto significa que no ves tu cuerpo ni de manera positiva ni de manera negativa: simplemente neutral. Es un término que nace de Anne Poirier en 2015 y desde entonces ha sido adoptado por muchas profesionales y activistas.


En la neutralidad corporal no tienes que amar tu aspecto para sentirte bien contigo misma. Ser bella no es un requisito para tener una vida llena de bienestar, diversión, conexión, amor, significado y propósito.


Y se practica mostrando respeto a nuestro cuerpo todos los días. ¿Cómo se hace? Puedes nutrirte con alimentos de calidad, descansar, vestirte con ropa cómoda y que te guste, hablarte con amabilidad, practicando higiene personal, poniendo límites, buscando apoyo en comunidades, no siendo nuestros peores críticas, etc., etc. Son rutinas de autocuidado que deben tener cabida en nuestro día a día.


Otra recomendación es practicar la gratitud corporal. Reconociendo y apreciando el

trabajo que nuestro cuerpo ha hecho por nosotros a lo largo del día como mantener los latidos de nuestro corazón. Se trata de apreciar nuestro cuerpo por lo que es capaz de hacer, en lugar de por lo que crees que se queda corto en términos de apariencia.



Qué es la sabiduría nutricional


Cuando logras aceptar y mostrarle respeto a tu cuerpo puedes por fin tener más espacio para pensar en cómo combinar hidratos, proteínas y grasas desde la tranquilidad y sin toda esa contaminación de mitos, creencias, culpa y miedo a la hora de comer.


Aquí es donde entra la verdadera sabiduría nutricional, esto es: comer. Comer normal para ser más exactos, algo que ha desaparecido en nuestra sociedad por tantos mitos y dietas.


La sabiduría nutricional, o comer normal de toda la vida, es ir a la mesa con hambre y comer hasta sentir saciedad. Es ser capaz de elegir los alimentos que te gustan, comerlos y saciarte de verdad, y no dejar de comer porque crees que debes hacerlo, o porque engordan.


Es ser capaz de reflexionar sobre la selección de los alimentos para obtener alimentos

nutritivos, pero sin restricciones. Es darte permiso para comer a veces porque estás contenta, triste, aburrida, o simplemente porque te sientes bien.


Es hacer tres comidas al día, o cuatro o cinco, o picar algo por el camino. Es dejar algunas galletas en el plato porque sabes que puedes volver a comerlas mañana o es comer más ahora porque están riquísimas.


En resumen, la sabiduría nutricional es flexible. Varía en respuesta a tu hambre, tu horario, tu proximidad a la comida y tus sentimientos. Y todo esto es normal, y natural que suceda.



Cómo practicar la sabiduría nutricional


Ahora, para poder llevar esto a la práctica tenemos la alimentación intuitiva, de la que hablo en otro artículo, pero que se basa en desterrar la mentalidad de dieta, reconocer nuestras señales corporales de hambre y saciedad, en hacer las paces con el ejercicio, y en reconocer cuánto de cada cosa queremos y sería interesante para nuestro bienestar comer cada día.


Otra cosa que podemos hacer es practicar la alimentación consciente. Tómate un momento para hacer una pausa y cultivar la gratitud por tu comida antes de comerla. Si puedes, haz que comer sea un acto exclusivo en lugar de una multitarea. Come despacio, deja el tenedor entre bocado y bocado, mastica bien los alimentos, piensa si te está gustando el sabor, la textura.


Por último, te quiero recomendar un truco para que tus comidas principales sean más completas y variadas. En estas comidas intenta siempre elegir 3 grupos, ejemplo: verduras + proteína o alimentos con grasas + granos o cereales integrales.


Imagina un plato que te suele gustar que tenga todos los grupos de alimentos (Ej: arroz con pollo y curry, brócoli y anacardos), ahora elimina el grupo de frutas y verduras.

¿Cómo cambia la forma en la que te sientes si lo comes sin verduras o frutas? Y si eliminas el grupo de proteína, ¿cómo te sientes?


¿Con menos saciedad, tienes que comer más cantidad, o te sientes muy hinchada? ¿Estás menos feliz, menos enérgica, etc.? Nota todo eso, será información valiosa que te ayudará a saber cómo combinar y comer cada día.


Y te dejo con unas últimas reflexiones: ¿Qué motiva tu elección de alimentos? El primer paso para determinar la motivación de tu elección de alimentos es observar tu intención.

¿Estás eligiendo un alimento altamente nutritivo basado en un verdadero deseo de consumirlo, para añadir conscientemente más nutrientes a tu ingesta de alimentos, o se basa en una norma alimentaria anterior?


Si aplicas todo eso, 100% asegurado que tu relación con la alimentación será más armoniosa, y al menos, un poco más amable ¿Te atreves?