Entre las diferentes patologías digestivas que conocemos, en la última década ha ido ganado peso la denominada sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC), que es una condición en la que las personas experimentan síntomas similares a los de la enfermedad celíaca, pero no tienen las mismas anormalidades intestinales ni los marcadores sanguíneos que caracterizan a esa enfermedad. Es decir, que son personas que reaccionan negativamente al consumo de cereales con gluten, pero no tienen lesiones intestinales características ni anticuerpos específicos que se encuentran en la enfermedad celíaca. Estos pacientes tampoco presentan un tipaje genético compatible con una enfermedad celiaca.
Es importante tener en cuenta esta condición cuando existen problemas digestivos, ya que es cada vez más frecuente y se estima que la sufren hasta el 6% de las personas en EE.UU. y hasta el 10% de los españoles.
Síntomas y signos de la sensibilidad al gluten no celíaca
La sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) puede presentar numerosos síntomas que pueden variar significativamente de una persona a otra. A diferencia de la enfermedad celíaca, la SGNC no implica una respuesta autoinmune ni daño intestinal característico. Sin embargo, los síntomas pueden ser similares y afectar no solo el sistema digestivo, sino también otras partes del cuerpo.
Los síntomas digestivos relacionados con la sensibilidad al gluten incluyen dolor abdominal, hinchazón, diarrea o estreñimiento, gases o nauseas, todos ellos compatibles con el denominado síndrome del intestino irritable (SII). Además, la SGNC puede causar síntomas relacionados con el sistema nervioso, como dolores de cabeza o migrañas, niebla mental, fatiga crónica o neuropatía periférica (dolor o entumecimiento de brazos y piernas), síntomas dermatológicos, como la presencia de eczemas, psoriasis o erupciones cutáneas, así como otros síntomas como la anemia, los dolores musculares o articulares, diversos problemas de fertilidad o alteraciones del comportamiento, incluidos la ansiedad y la depresión. Todos estos síntomas pueden aparecer horas o días después de consumir gluten.
¿Cómo saber si tenemos sensibilidad al gluten no celíaca?
Si al comer gluten sientes síntomas, pero al dejar de comerlo esos síntomas desaparecen, entonces es probable que tengas sensibilidad al gluten. Claro que antes será fundamental descartar una posible enfermedad celiaca, con anticuerpos en sangre, biopsia duodenal y análisis genético, de la mano de un médico digestivo.
¿Cómo diagnosticar la sensibilidad al gluten no celíaca?
La sensibilidad al gluten es un diagnóstico de exclusión, lo que significa que se considera solo después de descartar la enfermedad celíaca y la alergia al trigo. A diferencia de la enfermedad celíaca, no hay pruebas de sangre, pruebas genéticas o biopsias que puedan diagnosticar esta patología con certeza; el diagnóstico se basa en la respuesta sintomática del paciente a una dieta libre de gluten seguida de una reintroducción del gluten.
¿Qué puede haber detrás de esta condición digestiva?
La etiología exacta de la sensibilidad al gluten no celíaca sigue siendo objeto de investigación y no se comprende completamente. Los componentes del gluten que se postulan como desencadenantes de esta patología son proteínas, como el mismo gluten (prolaminas, glutelinas) o como proteínas alternativas al gluten (los inhibidores de la α-amilasa-tripsina o las aglutininas del germen de trigo). Pero también pueden desencadenar esta patología hidratos de carbono y otros componentes como lípidos y polifenoles.
Actualmente, la teoría más aceptada sugiere que, a diferencia de lo que ocurre en la enfermedad celíaca (donde se activa un tipo complejo de defensa del sistema inmunológico conocido como respuesta inmune adaptativa), en la sensibilidad al gluten se desencadena solamente la defensa inmunológica básica, conocida como respuesta inmune innata, frente a sustancias dañinas. Esta actividad defensiva básica puede llevar a que la barrera intestinal permita el paso de más sustancias de lo normal (aumento de la permeabilidad intestinal), lo que a su vez desencadena una inflamación leve en el revestimiento intestinal. Durante este proceso inflamatorio se liberan diversas sustancias inflamatorias y péptidos relacionados con el sistema digestivo. Estos compuestos afectan al sistema nervioso que regula el funcionamiento intestinal, lo que podría provocar síntomas molestos en el aparato digestivo, tales como dolor estomacal, gases, indigestión o diarrea.
Hay otras teorías alternativas que intentan explicar qué podría estar detrás de esta condición. Por ejemplo, la sensibilidad a los FODMAP (oligo-, di-, mono-sacáridos y polioles fermentables), que son carbohidratos de cadena corta presentes en muchos alimentos vegetales, incluidos algunos que contienen gluten. La degradación de estos carbohidratos por microbios intestinales genera ácidos grasos de cadena corta, lactato y gases, vinculados a síntomas como inflamación abdominal, exceso de gases, dolor estomacal y diarrea. Además, se ha observado que consumir trigo, rico en fructanos (un tipo de oligosacárido de larga cadena difícil de absorber), puede provocar estos síntomas debido a la fermentación bacteriana de estos compuestos y a la acción de bacterias específicas en el intestino que procesan los sulfatos. La fermentación de las proteínas del gluten por parte de estas bacterias intestinales puede resultar en la producción de amonio y sulfuro de hidrógeno, sustancias que son capaces de causar síntomas digestivos, tanto de manera local en el intestino como en el organismo de forma más generalizada, incluyendo la fatiga. De hecho, reducir los FODMAPs en la dieta ha demostrado aliviar los síntomas en algunas personas con sensibilidad al gluten.
Otra teoría subyacente es la presencia de alteraciones de la microbiota intestinal, ya que se han observado diferencias en la composición de la microbiota intestinal entre las personas con SGNC y las personas sanas. Se sugiere que estas diferencias podrían influir en cómo el cuerpo responde al gluten.
En otro casos, se habla de que la reacción inmunológica de los pacientes se debe a la presencia del trigo y no frente al gluten per sé, de ahí que en la actualidad el término SGNC esté en duda y se hable de sensibilidad al trigo no celiaca. De hecho, hay pacientes que no toleran el trigo, pero sí toleran cereales con gluten más ancestrales como la espelta o el kamut.
Es importante señalar que la investigación sobre la sensibilidad al gluten es compleja debido a la ausencia de biomarcadores claros para su diagnóstico. Esto hace que sea más difícil distinguir la SGNC de otras condiciones gastrointestinales con síntomas similares, como pueden ser muchas disbiosis.
¿Cómo se trata la sensibilidad al gluten no celiaca?
El manejo de la SGNC implica principalmente seguir una dieta estricta libre de gluten. Dado que no se comprende completamente la etiología de la SGNC, el tratamiento se centra en aliviar los síntomas a través de cambios dietéticos. Algunas personas con SGNC pueden tolerar pequeñas cantidades de gluten, mientras que otras deben evitar el gluten por completo para prevenir los síntomas. Encontrarás una amplia gama de productos sin gluten en Naturitas.es.
La investigación actual busca aclarar estos aspectos, mejorar los métodos de diagnóstico y comprender mejor las causas subyacentes de la SGNC para desarrollar tratamientos efectivos.
Debido a que la sensibilidad al gluten no celiaca es una patología digestiva cada vez más frecuente, es importante entender si el gluten puede estar detrás de tus problemas de salud. Eliminar el gluten de tu dieta de forma temporal puede ser una forma de entender si es lo que te está lastrando. No debe existir miedo a retirar el gluten de la dieta ya que los alimentos que contienen gluten son generalmente calóricamente densos, pero nutricionalmente vacíos, como panes, galletas y harinas. Y a pesar de que en muchos casos se mencione que existe una moda anti-gluten, es un hecho comprobado que muchos pacientes encuentran una mayor salud digestiva, hormonal, metabólica e inmunológica evitando el consumo de gluten, a pesar de no ser celiacos.