¿Pasa algo si utilizo un SPF 30 en vez de un SPF 50? ¿Si uso un SPF 50 nunca cogeré color? ¿Cómo estaré mejor protegida? ¿Cuántas veces me lo tengo que aplicar? ¿Qué cantidad debo usar?
Estas son algunas de las preguntas que surgen a la hora de comprar nuestro fotoprotector solar, y hoy vamos a tratar de resolverlas.
Como suele ocurrir, no hay una respuesta única, ya que tendremos que adaptarnos a las necesidades de cada persona. Para eso, necesitaremos saber qué es el factor de protección solar (SPF por sus siglas en inglés), cómo funciona y cuáles son las diferencias entre un SPF 30 y un SPF 50. Y una vez tengamos todos estos conceptos claros, podrás elegir la fotoprotección que mejor que adapta a ti según tus circunstancias específicas.
¿Qué es el factor de protección solar?
Si coges cualquier fotoprotector que tengas en casa, verás que siempre aparecen las siglas SPF o FPS acompañadas de un número (normalmente 15, 30 o 50). Este número indica la capacidad que tiene ese producto de proteger la piel de la rojez y las quemaduras solares que provocan los rayos UVB del sol.
El factor de protección solar es el número de veces que tu fotoprotector multiplica el tiempo que sueles tardar en quemarte. Es decir, si normalmente tardas en quemarte 10 minutos, si usas un SPF 50, tardarás 50 veces más en quemarte, es decir 500 minutos (10 minutos x 50 SPF). Si usaras un SPF 30 tardarías 300 minutos (10 x 30).
Entonces… si 500 minutos son más de 8h, ¿con que me eche fotoprotector solar una sola vez cuando voy a la playa es suficiente?
La respuesta es que no, porque aunque eso sea lo que dice la teoría, en la práctica hay muchos factores que hacen que esa protección no sea tan alta.
¿Cuáles son estos factores que impiden que la protección de los productos solares sea tan eficaz como se supondría?
El primer factor es la cantidad, ya que si usamos los fotoprotectores como se han probado en los estudios, en un solo día de playa tendrías que gastar el bote completo, ya que la recomendación de cantidad a utilizar es de 2 miligramos por cada cm2 de piel. Es decir, una persona promedio debería usar unos 30 gramos de crema para cubrir todo el cuerpo.
Además, el sudor, el agua e incluso el roce con la ropa, arena o toallas hace que parte del producto que hemos aplicado se desperdicie. Y no olvidemos el viento si estás utilizando un fotoprotector en spray. Muchas veces la mitad de lo que nos hemos echado se ha esfumado con el aire.
Como todos estos factores atenúan mucho la protección, se recomienda que en verano reapliques el fotoprotector cada 2h y después de cada baño.
¿Cómo funciona el factor de protección solar?
Cuando aplicamos el fotoprotector, formamos una película que absorbe (fotoprotector químico) o refleja (fotoprotector físico) los rayos UVB del sol, evitando que se dañen nuestras células, así que lo que hace el SPF es actuar como un escudo protector.
Pero… hasta ahora solamente hemos mencionado los rayos UVB. ¿Qué pasa con los tan famosos rayos UVA?
Los SPF por sí solos no nos protegen de los rayos UVA, que son los responsables del envejecimiento y los que predisponen a un mayor riesgo de cáncer de piel. Por eso es importante utilizar un producto solar de amplio espectro, que proteja de ambos tipos de rayos: UVB y UVA.
Ahora que ya sabemos qué es y cómo funcionan los fotoprotectores, es momento de elegir cuál elegir en mi caso concreto.
Debemos tener en cuenta muchos factores, como nuestro tipo de piel, la exposición que haremos, la hora del día, si padecemos patologías como melasma, la ciudad en la que vivimos, etc.
Si tenemos una piel clara, nos vamos a exponer en horas centrales del día, vivimos en ciudades calurosas o padecemos alguna patología que empeora con el sol, la recomendación sería usar siempre un SPF 50. Pero si tienes un fototipo alto (eres morena de piel), está nublado, no tienes ninguna patología que pueda empeorar con el sol, etc., entonces puede que un SPF 30 sea suficiente en tu caso.
¿Cuándo debemos aplicar fotoprotector?
Lo más frecuente es aplicar fotoprotector cuando vamos a la piscina o a la playa, pero que esto sea lo más normal no lo convierte en lo más saludable. Queramos o no, estamos expuestos a los rayos del sol diariamente: en verano, en invierno, en días nublados e incluso en casa.
Así que el mejor consejo es aplicar el fotoprotector a diario, incluso si no vas a salir de casa.
Recuerda que el fotoprotector es el mejor antiaging, según la evidencia científica, ya que disminuye el daño oxidativo de la piel, las manchas y las arrugas. Es el tratamiento preventivo de primera línea frente al envejecimiento prematuro de la piel.
En definitiva, podremos elegir entre un SPF u otro según las necesidades de cada persona, pero lo importante es que lo usemos bien: en suficiente cantidad y reaplicando cada 2h en verano. También es importante elegir un fotoprotector de amplio espectro que proteja frente a rayos UVA y UVB.
No olvides que cada piel es diferente y necesita una protección personalizada. Escoge la protección adecuada para ti y disfruta del sol sin preocupaciones, manteniendo tu piel sana y previniendo el daño solar.
Encuentra tu protector solar ideal aquí y cuida tu piel mientras disfrutas del sol.